Entendemos la publicidad como algo mucho más profundo que un anuncio o un diseño.
La profunda transformación de la publicidad proviene desde su propia identidad, en el momento que esta es cuestionada.
Las sensaciones mandan y luego es nuestra psique la que justifica racionalmente nuestras decisiones, por eso hoy más que nunca, frente al ruido, la publicidad tiene que hacer sentir, vivir, interactuar, ser parte activa.